sábado, 18 de diciembre de 2010

La noción de la felicidad

Pocas cosas buscamos con tanto ahínco como la felicidad. A la consecución de ese ideo dedicamos los mejores de nuestros esfuerzos en los momentos de abundancia, y en los de carestía anhelamos volver a sentir esa cálida sensación en nuestro corazón.

Lo curioso para mi de esta sensación es que realmente no hay nada que la cause infaliblemente. El amor que hoy nos eleva hasta acariciar el paraíso mañana nos puede llevar al más profundo de los infiernos; el dinero que hoy compra los lujos de la vida es mañana la razón de nuestros peores sufrimientos. En fin, todo cuanto creemos que nos puede hacer felices, en un giro caprichoso del destino, puede de igual manera robarnos lo que tanto hemos buscado.

Toda la cuestión acerca de la felicidad podemos verla como el trabajo de Sísifo. Empujamos constantemente la enorme piedra de la infelicidad, del vacío del alma, y al llegar a la cima respiramos desahogados, extasiados de nuestro logro, embargados de felicidad. Pero la bajar la montaña, al despertar del siguiente día, encontramos de nuevo la piedra que creíamos haber eliminado para siempre de nuestras vidas.

Es ante esta circunstancia que podemos empezar a comprender el verdadero significado de la felicidad. No es ésta una situación estática sino que responde directamente al cambio, no es un estado de permanencia sinonuno de búsqueda, no es algo que simplemente alcanzamos. La felicidad, la verdadera felicidad nos elude constantemente y su persecución es lo que verdaderamente nos hace felices.

Comprender esto es lo que personalmente me ha permitido alcanzar la calma en mi vida. He comprendido que no es el amor inmutable lo que hace que aprecie la compañía de una persona, es la renovación indefinida de las causas de ese amor lo que fomenta el deseo de mantener esa compañía. No es la obtención constante de dinero lo que le da su valor, sino la búsqueda diligente de acciones positivas en las que pueda seré empleado lo que lo convierte en un medio útil. No es el constante ascenso en la escalera corporativa lo que llena de gozo, sino la realización de una tarea que satisfactoria lo que hace que el trabajo pueda ser fuente de felicidad.

En fin, y como esta es sólo una visión del mundo, puedo afirmar que la felicidad se encuentra cuando seguimos buscándola, cuando no la damos por sentada, cuando la hacemos una ambición inalcanzable, cuando dedicamos todos nuestros esfuerzos a no caer en la monotonía de lo estático, pero sobre todo cuando comprendemos que la felicidad no es un estado que se alcanza en soledad, que en la medida en la que dedicamos nuestra vida a hacer mejor la vida de otros seremos cada vez más felices.

Y, por si se lo pregunta ahora, la respuesta es "Si, soy feliz"

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